De tus preceptos recibo entendimiento, por tanto aborrezco todo camino de mentira. (Salmos 119:104)
Tomado de: xataka
Me sigue encantando el mundillo de las ROMs personalizadas. Pero cada vez estoy más fuera de ellas, Hubo un tiempo en el que prácticamente en cuanto sacaba un móvil de la caja, le cambiaba la ROM. A veces no era posible, ya que el dispositivo era muy nuevo y no tenía apenas comunidad detrás. Pero, en la mayoría de ocasiones, abrir HTCmania o XDA era un paraíso de opciones para personalizar el sistema operativo de mi teléfono.
Eran otros tiempos. Android ha tenido una evolución sencillamente espectacular en los últimos años. No solo a nivel de hardware, sino en todo lo relativo al sistema operativo. Hablar de MIUI, EMUI o TouchWiz hace diez años me da ciertos escalofríos: eran sistemas terribles, comparando con lo que tenemos a día de hoy.
La comunidad estaba mucho más viva. La época de CyanogenMOD, Paranoid Android y demás ROMs se vivió con bastante furor desde dentro. ROMs más actualizadas que las del propio fabricante, esa limpieza que nos alejaba de las pesadísimas ROMs que había por aquel entonces...
Cambiar la ROM era ganar en actualizaciones, fluidez e incluso funcionalidades -personalización, apps propias de las ROMS-, en la inmensa mayoría de casos.
No había tantas trabas con el bootloader. Cambiar la ROM tiene una importante barrera de acceso: desbloquear el bootloader. Hace unos años, salvando casos particulares como el de Samsung con su programa ODIN, la mayoría de teléfonos podían desbloquearse de forma sencilla. Algunos, incluso con un par de comandos.
A día de hoy, la cosa ha cambiado. Por ejemplo, para cambiar la ROM a un Xiaomi tenemos que esperar la friolera de 168h, una semana completa tan solo para poder desbloquear el bootloader.
Fabricantes como Google empiezan a poner trabas, capando funciones de IA en el caso de que desbloqueemos el bootloader -un problema si queremos hacer root, pero no cambiar la ROM- y, en general, todo es mucho más difícil que antes.
Las ROMs, cada vez más completas. Quien me iba a decir hace unos años que la ROM de Samsung iba a ser una de mis preferidas. Este es tan solo un ejemplo de cómo ha cambiado el software con el paso de los años, vitaminándose con funciones de IA y aplicaciones nativas de cada vez mayor calidad.
oid en un Pixel, se me empiezan a acabar las razones -lo cual no significa que no siga habiendo- para destinar el tiempo que requiere a cambiar la ROM.
En mi caso particular. Por pura nostalgia, sigo con varios teléfonos que tienen ROMs. Un POCO F3 con Pixel Experience y hasta arriba de módulos de Xposed, un Pixel 6 con GrapheneOS... Pero, más allá de la curiosidad, cada vez me cuesta más animarme a instalar una Custom ROM en mi móvil personal.
Te invitamos a contarnos tu historia y actual relación con las ROMs, un mundillo en el que hay menos interés que hace unos años, pero que se resiste a morir.
De Interes... Links xdaforums, sourceforge, Archive
¿Cómo revivir un teléfono que quedó en Android 6 y que lleva varios años sin recibir actualizaciones de seguridad? Instalar una ROM cocinada es la única opción, como he hecho con mi Samsung Galaxy S5. Tras analizar el teléfono tal y cómo quedó en su momento, he decidido refrescarlo con LineageOS y Android 9 Pie. El experimento ha resultado ser mejor de lo esperado.
Ser un enfermo de la tecnología suele despertar el ansia de renovar el teléfono móvil más a menudo de lo necesario. Es lo que me lleva ocurriendo desde que empecé a ganar dinero por mí mismo: me sería imposible decir de memoria todos los móviles que han pasado por mis manos. La mayoría los he ido vendiendo, otros los regalé a mi familia y amigos. Unos pocos quedaron en el cajón a la espera de tener una nueva vida, como es el caso del Samsung Galaxy S5, un smartphone que, como suele a ocurrirle a las viejas glorias, quedó completamente desactualizado. Por suerte, resulta posible salvar el abismo temporal con ayuda de los desarrolladores. En mi caso, gracias a LineageOS.
El Samsung Galaxy S5 actualizado a Android 9 Pie
Aún hoy sigue siendo un móvil potente por más que muchos smartphones de gama media actuales (y nuevos) le sobrepasen en prestaciones. Y la experiencia con LineageOS oficial en su versión 16 (Android 9 Nightly) ha resultado ser muy buena: no he echado de menos nada. El aspecto de la interfaz es de stock (¿quién querría tener aún TouchWiz?), el funcionamiento es fluido a pesar de algunas ralentizaciones en la configuración y no me he topado con errores reseñables. En definitiva: sorprende lo bien que sigue funcionando un teléfono desactualizado cuando se le instala un software reciente que se adapta a sus necesidades. Eso sí, no hay que olvidar que en su época era un gama alta, por eso ha envejecido más o menos bien.
Con Android 6 y TouchWiz el Samsung Galaxy S5 no iba mal, pero el aspecto del teléfono se notaba terriblemente antiguo. Además, la enorme cantidad de apps y servicios de Samsung ralentizaban el teléfono, se quedó sin parches de seguridad y en una versión de Android de hace más de cuatro años. Flashearle LineageOS 16 (Nightly) ha supuesto un gran refresco, mayor velocidad, seguridad y la garantía de que puedo seguir instalando aplicaciones a pesar de que el teléfono tenga 6 años. Que se dice pronto.
A nivel general las mejoras son notables, tanto en rendimiento como en velocidad, también en consumo de energía (es lo que más acusa el teléfono tras estar años sin usarse). Eso sí, hay un problema que no puede solucionarse: pese a que el software que aporta LineageOS 16 es reciente, y que Android 9 Pie no cierra la puerta a las apps y juegos actuales, el Snapdragon 801 es un procesador de 32 bits, una arquitectura ya vetusta que impide la instalación de algunas aplicaciones. Por ejemplo, no he encontrado una cámara de Google que funcione, ni siquiera una Gcam que estaba adaptada específicamente para procesadores de 32 bits. Fortnite no es compatible, por ejemplo, tampoco benchmarks como Geekbench. No es un grave problema teniendo en cuenta el logro de llevar Android 9 Pie a un móvil de 2014, pero sí un inconveniente notorio.
ROMs, el único recurso cuando el fabricante falla
No recomendaría la instalación de ROMs cocinadas en móviles actuales ya que, por lo general, el software que traen de serie suele ser lo suficientemente bueno como para abrir la puerta a la mejor experiencia Android (siempre hay excepciones, como es lógico), pero sí resulta recomendable en aquellos teléfonos que se quedaron sin soporte y sin las actualizaciones de seguridad. El caso del Samsung Galaxy S5 es un ejemplo claro: LineageOS ha revivido por completo el teléfono, tanto en aspecto como en posibilidades. Ofrece un estilo Pixel stock gracias a las Gapps que le instalé, el funcionamiento es muy fluido, el consumo con la pantalla apagada es mínimo (nada que ver con el TouchWiz original) y LineageOS 16, con la última Nightly, ha actualizado el parche de seguridad a marzo de 2020. Esto sería inviable de seguir con el firmare original de Samsung: se quedó en agosto de 2017.
Ha cambiado tanto el teléfono que nadie diría que tiene casi seis años, una auténtica brutalidad para un smartphone. Pero ahí está: con Android 9 Pie, con todas las funciones extra de LineageOS (multitud de modos de pantalla, efectos de sonido, apps propias de cámara y archivos...) y sin que corra el riesgo de que aplicaciones tan importantes como WhatsApp dejen de funcionar debido a la antigüedad de la versión de Android. Vale la pena revivir un teléfono de esa categoría para seguir usándolo a diario, aunque sea en tareas menores. Como utilizarlo para aplicaciones que merezcan el acceso ROOT, como servidor multimedia o un punto de acceso WiFi con el que aprovechar todos esos GB gratis que están ofreciendo las operadoras.
Pensé que mi Samsung Galaxy S5 se quedaría como objeto de coleccionista, pero no: aún tiene mucha vida que ofrecer. Y todo gracias a los desarrolladores que dedican sus esfuerzos a que los móviles no mueran por falta de software actualizado: larga vida a las ROMs cocinadas.